
En realidad, la fiesta ya empieza dos semanas antes del cinco de diciembre, cuando Sinterklaas llega a Holanda en un barco desde España. El ‘Pakjesboot’, la ‘Barca de los Regalos’ embarca cada año en otra ciudad holandesa. Probablemente llega en barco porque en España San Nicolás es patrón de los marineros. Además de muchos regalos y dulces, lleva consigo su caballo blanco que se llama ‘Amerigo’ y muchos ayudantes, que se llaman ‘Zwarte Pieten’, ‘Pedros Negros’. Siempre había tenido sólo un ayudante pero desde que las tropas canadienses quisieron participar en la fiesta de 1946 como Pieten son muchos más.
Durante las dos semanas antes del cinco de diciembre, los niños ponen sus zapatos bajo de la chimenea o sobre la alfombra unas cuantas veces


Al menos algunos regalos también tienen un poema. Este poema expresa las calidades positivas y negativas del destinatario. Si es un adulto, se ríe también un poquito de él o ella. Si son todos adultos, se suele poner sus nombres en un papelito, ponerlo en un sombrero y sacar uno. Para esta persona se compra un regalo, se hace un poema y a menudo también un ‘surprise’, que es un envoltorio muy original que representa un objeto. Hoy en día hay muchos, sobre todo estudiantes, que hacen ‘el juego con el dado’. Cada uno compra unos regalitos que se pone en la mesa y se pone un reloj de cocina en cinco minutos por ejemplo. Cada número del dado se refiere a una acción. Por ejemplo: 1 es abrir, 2 es pasar todos los regalos a la persona a tu izquierda, 3 es cambiar un regalo a elección con otro, etcétera. Esto causa mucho estrés cuando querés otros regalos o al contrario, retenerlos.

A esta base cristiana se unieron elementos paganos. Odín, un dios germánico, se trasladaba también en caballo blanco. El tenía un ayudante, que como Zwarte Piet llevaba una vara -un viejo símbolo de fertilidad-, la cual Piet usaba para pegar a los niños malos. Para los cristianos era un demonio al cual San Nicolás le obligó a realizar actos nobles. También hay quienes dicen que es un niño de Etiopia salvado por San Nicolás. Se puede verlo también como sombra de una parte fea de nuestro pasado, teniendo en cuenta que Holanda traficó muchos esclavos africanos. Por esto alcunos holandeses de color se oponen a este elemento. Los niños los ven simplemente como blancos que se ensuciaron con hollín de la chimenea. Me parece más preocupante la letra de unas de las muchas canciones que cantamos durante la fiesta: “Ook al ben ik zwart als roet, ‘k meen het wel goed”. “Aunque soy negro, tengo buenas intenciones”…

Cada año, al principio de la fiesta, mis abuelos se iban al pasillo para ponerse los trajes, mi abuelo naturalmente como Sinterklaas, mi abuela como Zwarte Piet. Nunca los vi divertirse tanto como durante esa noche del año. Qué pena que no estaba cuando mi abuelo decidió imitar a San Nicolás que imitaba a su vez a un rapper holandés-marroquí. El año siguiente mi abuela falleció justo tres días antes de la fiesta. Por supuesto no teníamos tantas ganas de festejarlo, hicimos solamente el juego de los dados. El año siguiente volvió la alegría, y mi abuelo se puso su traje de nuevo. El año pasado ya estaba en los últimos meses de su vida. Por dos infartos cerebrales incapaz de comunicarse, cenó con nosotros pero se fue antes del juego. Este año estaba en Argentina, contando a todos los que querían oír sobre este fiesta especial que para mí es sobre todo la fiesta del abuelo, mi abuelo, que no por casualidad se llamaba ‘Jan Nicolaas’, o sea Juan Nicolás.
Noortje Peverelli, practicante holandesa
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