miércoles, 23 de diciembre de 2009

Sinterklaas, la más interesante y divertida fiesta holandesa

El cinco de diciembre tiene lugar una de las fiestas más importantes del año en Holanda (junto con ‘Koninginnedag’, ‘El Día de la Reina’ el 30 de abril). Se llama ‘Sinterklaas’ (antes ‘Sint Nicolaas’), o sea ‘San Nicolás’. Y no, no es Papa Noel, es al revés. En la vieja colonia holandesa Nueva Ámsterdam (el posterior Nueva York) se celebraba también esta fiesta. De allí brotó ‘Santa Claus’. Se festeja también en otros países de Europa Central, pero de manera diferente y no en la medida en la cual la festejamos nosotros.

En realidad, la fiesta ya empieza dos semanas antes del cinco de diciembre, cuando Sinterklaas llega a Holanda en un barco desde España. El ‘Pakjesboot’, la ‘Barca de los Regalos’ embarca cada año en otra ciudad holandesa. Probablemente llega en barco porque en España San Nicolás es patrón de los marineros. Además de muchos regalos y dulces, lleva consigo su caballo blanco que se llama ‘Amerigo’ y muchos ayudantes, que se llaman ‘Zwarte Pieten’, ‘Pedros Negros’. Siempre había tenido sólo un ayudante pero desde que las tropas canadienses quisieron participar en la fiesta de 1946 como Pieten son muchos más.

Durante las dos semanas antes del cinco de diciembre, los niños ponen sus zapatos bajo de la chimenea o sobre la alfombra unas cuantas veces por semana. Esta es una costumbre que ya existía en el siglo XIII en mi ciudad, Utrecht. Casi siempre llenan los zapatos con paja y una zanahoria para el caballo. Por la noche Sinterklaas y los Zwarte Pieten pasan por los techos y calles y dejan regalitos en los zapatos. La noche del cinco es ‘Pakjesavond’ o sea ‘Noche de regalos’ en la cual los Pieten dejan un grande saco lleno de regalos. En los zapatos y también en el saco se encuentran además de regalos muchos dulces especiales, por ejemplo tu inicial de chocolate, fruta o animales de mazapán y pequeñas galletitas con especias.

Al menos algunos regalos también tienen un poema. Este poema expresa las calidades positivas y negativas del destinatario. Si es un adulto, se ríe también un poquito de él o ella. Si son todos adultos, se suele poner sus nombres en un papelito, ponerlo en un sombrero y sacar uno. Para esta persona se compra un regalo, se hace un poema y a menudo también un ‘surprise’, que es un envoltorio muy original que representa un objeto. Hoy en día hay muchos, sobre todo estudiantes, que hacen ‘el juego con el dado’. Cada uno compra unos regalitos que se pone en la mesa y se pone un reloj de cocina en cinco minutos por ejemplo. Cada número del dado se refiere a una acción. Por ejemplo: 1 es abrir, 2 es pasar todos los regalos a la persona a tu izquierda, 3 es cambiar un regalo a elección con otro, etcétera. Esto causa mucho estrés cuando querés otros regalos o al contrario, retenerlos.

Las raíces de esta fiesta son muy antiguas. La figura de Sinterklaas está basado en San Nicolás de Bari, un obispo que vivió en el cuarto siglo en Mira (en la Turquía actual) y está sepultado en Bari (que hacía parte del Reino de España, por esto dicen que viene de España). Supuestamente era una persona muy generosa al cual se atribuye también varios milagros, como haber resucitado a tres niños. Durante mil años este santo fue reverenciado solamente en el Oriente, pero desde el siglo XIII también es celebrado el día de su muerte, o sea el seis de diciembre, por los cristianos europeos. No fue sino hasta el siglo XVI que se convirtió en una verdadera festividad familiar.

A esta base cristiana se unieron elementos paganos. Odín, un dios germánico, se trasladaba también en caballo blanco. El tenía un ayudante, que como Zwarte Piet llevaba una vara -un viejo símbolo de fertilidad-, la cual Piet usaba para pegar a los niños malos. Para los cristianos era un demonio al cual San Nicolás le obligó a realizar actos nobles. También hay quienes dicen que es un niño de Etiopia salvado por San Nicolás. Se puede verlo también como sombra de una parte fea de nuestro pasado, teniendo en cuenta que Holanda traficó muchos esclavos africanos. Por esto alcunos holandeses de color se oponen a este elemento. Los niños los ven simplemente como blancos que se ensuciaron con hollín de la chimenea. Me parece más preocupante la letra de unas de las muchas canciones que cantamos durante la fiesta: “Ook al ben ik zwart als roet, ‘k meen het wel goed”. “Aunque soy negro, tengo buenas intenciones”…

Cada año, al principio de la fiesta, mis abuelos se iban al pasillo para ponerse los trajes, mi abuelo naturalmente como Sinterklaas, mi abuela como Zwarte Piet. Nunca los vi divertirse tanto como durante esa noche del año. Qué pena que no estaba cuando mi abuelo decidió imitar a San Nicolás que imitaba a su vez a un rapper holandés-marroquí. El año siguiente mi abuela falleció justo tres días antes de la fiesta. Por supuesto no teníamos tantas ganas de festejarlo, hicimos solamente el juego de los dados. El año siguiente volvió la alegría, y mi abuelo se puso su traje de nuevo. El año pasado ya estaba en los últimos meses de su vida. Por dos infartos cerebrales incapaz de comunicarse, cenó con nosotros pero se fue antes del juego. Este año estaba en Argentina, contando a todos los que querían oír sobre este fiesta especial que para mí es sobre todo la fiesta del abuelo, mi abuelo, que no por casualidad se llamaba ‘Jan Nicolaas’, o sea Juan Nicolás.

Noortje Peverelli, practicante holandesa

No hay comentarios: