viernes, 29 de agosto de 2008

Un día en el campo.

Por Guillaume Monneau

Luego de una larga semana de trabajo en Buenos Aires, nada es mejor que refrescar la mente en un día de campo. Es por esto que con tres amigos, partimos el domingo por la mañana a una estancia llamada “Don Silvano”. Primero fuimos a San Martín, donde un pequeño autobús estaba esperándonos. Durante el viaje a la estancia, el cuál duró una hora, nuestro guía turístico nos habló sobre los hábitos y costumbres de Argentina, con el propósito de que descubramos este país, desde un punto de vista cultural. Luego tuvimos la oportunidad de tener una lección donde nos explicaron cómo preparar un “mate”, la manera de tomarlo, y también todas las leyendas y ritos que lo rodean.

Arribamos a la estancia, donde nos esperaban con un desayuno compuesto por empanadas y vino. Luego de eso, el dueño del lugar, vestido con un traje de gaucho (quien nos explicó su origen) nos invitó a la casa principal y nos contó la historia de su familia, así como también algunas anécdotas sobre la crianza de ganado, como por ejemplo que cada miembro de la familia posee su propio marca ganado.

Más tarde tuvimos tiempo libre para hacer una recorrida por la estancia, en la cual descubrimos un pequeño zoológico, en el que se encontraban conejos de la patagonia y llamas. Después de esto, fuimos a hacer una pequeña cabalgata supervisada por los gauchos de la estancia.

Para el mediodía, llego la hora del almuerzo. Todas las personas presentes nos reunimos en una gran sala para compartir un asado, preparado por los anfitriones. Allí pudimos disfrutar de una deliciosa carne, acompañada por un espectáculo musical. Es así, que durante la comida, conocimos Argentina a través de sus canciones y sus bailes folclóricos.

El almuerzo finalizó con una representación ecuestre, donde los gauchos nos demostraron todas sus habilidades montados sobre un caballo, realizando algunas pruebas espectaculares. Al mismo tiempo que sucedía esto, el dueño de la estancia nos contaba la historia de este espectáculo.

Éste día magnifico terminó con la degustación de un mate y la compra de algunos souvenirs.

Al final del día, con el corazón iluminado y el espíritu descansado, regresamos a Buenos Aires para afrontar una nueva semana de trabajo.

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